La presentación de la obra de D. Antonio Rodríguez Rodríguez contó con la presencia de numerosos asistentes, que arroparon al autor durante el acto.

La palabra cuenta con el maravilloso poder de trasladar conocimiento, más aún, cuando ésta brota de la sapiencia que procura la experiencia, y desde el amor a lo que se observa en derredor.

Cargado de belleza comprimida en la cabeza, llegaba D. Antonio Rodríguez, inspector veterinario jubilado de profesión, y ganadero y aprendiz de pastor de vocación, al acto de presentación de su libro. Acompañado por la Doctora en Veterinaria y buena amiga Dª Catalina Gómez, quien describió emocionada y de forma ilusionante el libro del autor, D. Antonio, ocupó el asiento central en el salón de actos de la sede colegial.

Comenzaron las palabras de Rodríguez, siguiendo un guion pulcramente preparado para la ocasión, que no tardó en desaparecer de sus manos, dejando paso así al verbo, libre de correcciones escritas.

Durante más de sesenta minutos, D. Antonio Rodríguez, compartió con los asistentes los entresijos de su libro, y cómo la “machaconería” del que posteriormente fuera su prologuista, y gran amigo D. Tomás Cano Expósito, lo llevaron a plasmar en papel lo relativo a la vida pastoril, a las tradiciones, a las costumbres, y al encanto de un necesario mundo rural que cada día muere un poco.

A preguntas de los asistentes, el autor no cejó en contar anécdotas, propias del libro que se presentaba, y, algunas también del libro que ya posee en ciernes y, en el que se encuentra en proceso de investigación. No hay límites para el conocimiento de una mente inquieta, y sin duda, la de D. Antonio Rodríguez lo es.

En la presentación, no faltaron las palabras del presidente del ICOV JAÉN, D. Francisco Javier Chavernas, quien quiso agradecer la asistencia de los presentes, y reiterar el profundo placer del equipo de la junta de gobierno, al lograr la consecución de procurar una buena programación cultural y deportiva a los colegiados, con motivo del patrón de la profesión.

La sesión finalizó de forma distendida. Hubo firma de libros, fotografías, reconocimiento al autor, y la feliz promesa de contar pronto con la nueva propuesta del inspector veterinario, ganadero, aprendiz de pastor y por supuesto escritor.

Mientras D. Antonio Rodríguez continúe observando, amando, y protegiendo, siempre habrá una buena historia que contar, y un legado que transmitir a las generaciones venideras.