La veterinaria María del Carmen García Moreno, presenta en el Congreso de los Diputados, una iniciativa que compatibiliza la fotovoltaica con la ganadería.
“Si no puedes vencer al enemigo, únete a él”. La frase atribuida a San Lupo de Troyes, allá en el año 451 en referencia al ejercito de Atila, viene a referir en última instancia, la posibilidad de sacar beneficio incluso de la situación adversa.
Para nadie pasa inadvertido que la realidad de la agenda verde, se postula inevitablemente por el incremento del uso de la energía solar, como fuente de producción de electricidad de origen renovable. Esto implica que, más pronto que tarde, los campos que ahora se extienden por la geografía española, pronto tornarán en masas cuasi uniformes de placas solares.
Esta realidad inminente, plantea un serio problema a la ya maltratada ganadería de nuestro país, que se resiste como baluarte de la pervivencia de nuestras razas autóctonas, amén de cada desafío que la temible gestión burocrática y administrativa, es planteada en los despachos de gobernantes cuyo conocimiento del medio ambiente, no vas más allá del helecho que decora su escritorio.
En este contexto, una veterinaria aguerrida y tremendamente implicada con la salvaguarda del medio rural, la poceña Mª del Carmen García Moreno, presentó un plan digno del propio San Lupo de Troyes, en el mismísimo Congreso de los Diputados el pasado mes de enero, donde había sido invitada como experta en ganadería, en la tercera edición de la Jornada de Sostenibilidad y Biodiversidad UNEF (Unión Española Fotovoltaica).
En el Hemiciclo, García Moreno expone el ejemplo que ya se observa en la planta fotovoltaica de Guadix, Granada, donde la posibilidad de compatibilizar el suelo que ocupan las placas solares, con la actividad propia de la ganadería ovina, es ya una realidad, y está generando un rendimiento medioambiental muy positivo.
La realidad es que el desbroce natural que realizan los animales en el suelo, está dando lugar a la mayor riqueza del mismo. Asimismo, los puntos de agua habilitados para las ovejas, atraen una variedad de especies que, ajenas a los paneles solares, ocupan el espacio dotándolo de belleza y vida. La biodiversidad se asienta en un terreno, inicialmente pensado para uso exclusivo de producción de energía.
María del Carmen García, mostró a los asistentes cómo es posible rentabilizar el uso del suelo, en una suerte de desarrollo medioambiental real; respetuoso con las especies y, sobre todo, respetuoso con el ejercicio ganadero, fundamental para nuestro país.
En este sentido, la implantación de esta simbiótica relación, pasa también por el planteamiento de la inclusión del pastoreo dentro de las ayudas de la PAC. Es fundamental que el ganadero pueda rentabilizar su actividad para evitar que esta desaparezca.
La veterinaria, García Moreno, defiende el proyecto con pasión y asegura que, “allá donde vea un rayito de luz para cuidar la piel de la Tierra, ahí hay que estar”.