La sede colegial se renueva, mayor visibilidad y mejores instalaciones.
Tras el parón pandémico, y afrontando ya la mitad del ciclo de gestión, la actual junta directiva del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Jaén, acometía de cara a este 2023 la modernización de la sede colegial.
La historia marca como premisa la necesidad de “renovarse o morir”, y resultaba una asignatura pendiente, la transformación de unas estancias colegiales con una antigüedad de más de treinta años desde su construcción.
De esta forma, y tras consensuar a través de asamblea extraordinaria la acometida de una reforma que se puede catalogar de “faraónica”, la junta directiva, junto al equipo de administración del colegio, han dedicado su esfuerzo en apostar por una nueva estructuración en la sede.
El resultado, que se prevé esté finalizado en el tercer trimestre de este año, proporciona a los colegiados unas instalaciones más modernas, funcionales, y suma, además, una dependencia explícita para la realización de cursos de especialización y nuevas prácticas.
De esta forma, los veterinarios contarán con unas instalaciones adecuadas a las necesidades que el colectivo puede presentar a nivel colegial.
Por otra parte, a través de esta reforma, se pretende también dar visibilidad al edificio que alberga las estancias colegiales, de modo que la sede se haga reconocible tanto para los colegiados, como para la sociedad jiennense.
A pesar de estar resultando unos meses algo complicados en cuanto a la normal dinámica del colegio, por las consecuentes molestias que puede acarrear el hecho de convivir con una obra de tal envergadura, tanto la junta directiva como el personal de administración, valoran el cambio de forma muy positiva, y afrontan este cambio con gran ilusión, siendo conscientes de los beneficios que reportará sobre los colegiados, esta renovación.
Ha sido un año, entendiendo este como el ejercicio desarrollado hasta la etapa estival, con regusto a recapitulación. Y es que parecía imprescindible hacer una reflexión tras el nuevo discurrir planteado tras la pandemia, y los objetivos a enfocar de cara a los próximos tres años.
En el camino andado hasta ahora, y mirando atrás de forma reciente, ha sido un año de ausencias significadas, como la reciente perdida de uno de los titanes de la veterinaria, D. Antonio Marín, quien nos dejaba huérfanos del afán laborioso de divulgación de conocimientos, en una era en la que es tan necesario continuar dando ejemplo de implicación con la profesión.
Ha resultado también indispensable afrontar, de forma decidida, la necesidad imperiosa de implantación del concepto “One Health”, como única vía de avance en salud pública, entendiendo el enfoque integral de este concepto, y buscando la visión de transversalidad con otras especialidades, no solo con otras profesiones sanitarias relacionadas directamente con la salud, sino también con todas aquellas que deben integrar como proyección, la implantación del concepto de salud única en cualquier ámbito de nuestra vida cotidiana.
Se conocían recientemente los datos que actualmente, preocupan a nivel mundial, y se relacionan directamente con la salvaguarda de la salud pública. El aumento de las resistencias antimicrobianas que se presentan tanto humanos como animales, son motivo de alerta para el colectivo veterinario, que se dedica de forma directa a la prevención de enfermedades de origen zoonósico. En este sentido, nuestro colectivo se muestra alerta ante la posibilidad de tener que afrontar nuevas enfermedades, así como el problema de las resistencias antimicrobianas, y vuelcan su esfuerzo en anticiparse a tales situaciones.
No podríamos acabar esta pequeña recapitulación, sin tener en cuenta la preocupación generada en el colectivo, ante la nueva ley de protección animal. Independientemente del grado de conformidad que los profesionales hayan podido mostrar en el proceso de elaboración de esta ley, si algo se ha puesto de manifiesto, es la realidad que evidencia un nuevo error de desentendimiento, respecto a muchas de las aportaciones que se realizaron desde la opinión experta del colectivo veterinario. Y es que, poco parece haber calado en las administraciones, el papel fundamental de la actividad veterinaria y sus profesionales, precisamente en la garantía de la salud pública, incluso, tras haber sido indispensables durante la pandemia.
Una vez más, la administración, desoye la opinión experta, basada en el conocimiento profundo sobre la materia a legislar, incluso, tras haber solicitado el propio ente legislativo, la participación del criterio profesional, para la posterior redacción de la pertinente ley. Multitud de alegaciones han sido presentadas por parte de nuestra organización colegial, que de poco han servido, al no ser tomadas en consideración, para corregir los errores que finalmente se trasladan en dicha ley.
No se cejará, desde el colectivo, en el empeño de evidenciar la trascendente relevancia de la ciencia veterinaria, en todos y cada uno de los ámbitos que soporta la salud pública. Y seguiremos trabajando para establecer puentes que nos conduzcan a un mundo mejor.